fuente: servimedia
Leandro Lázaro se mueve en silla de ruedas desde niño, pero su discapacidad no le ha impedido vivir una vida normal, primero en su Buenos Aires natal y, desde hace seis años, en Madrid.
Entrar fue sencillo, se trató más bien de asistir a una reunión donde le evaluaron el nivel, y por la suma de 85 euros, inició un curso de cuatro meses, que incluye materiales, y 45 minutos de clase a la semana en el Centro Deportivo Somontes de la capital española.
Lázaro ha contado que fue el amor lo que le hizo tomar la decisión de abandonar Buenos Aires. «Conocí a una chica argentina por Internet, ella fue a Buenos Aires y luego me vine yo detrás de ella», ha comentado.
Actualmente son esposos, padres de Luca, un niño de tres años. Lázaro trabaja para una empresa de telecomunicaciones de Madrid, a la que reconoce que entró gracias a que la legislación española obliga a las empresas a incluir en sus plantillas un porcentaje de personas con minusvalías.
Este punto, junto a la mayor accesibilidad de la ciudad para moverse en sillas de ruedas, y utilizar el transporte público, son los aspectos que destaca Lázaro como positivos de Madrid, en comparación con Buenos Aires.
«La gente es tan solidaria aquí como allí, pero las aceras mucho más transitables, la arquitectura posibilita mucho más las cosas aquí que allá. El transporte público se puede montar sin problemas», ha explicado para señalar que en su ciudad era preciso moverse en coche o en taxi.
Con su decisión de aprender pádel, Lázaro se suma a las cerca de 500 personas con minusvalía que se benefician de los programas de Deporte y Desafío, que se desarrollan desde hace 10 años, como una apuesta para la normalización del deporte adaptado.
Según ha explicado la coordinadora de los programas de esa Fundación, Carolina Hidalgo, en el caso puntual de las personas que sufren minusvalías, la práctica del deporte cobra una importancia mucho mayor que para el resto de las personas. «Te ayuda a superar miedos, te motiva. Eso a cualquier persona. Cuando tienes
discapacidad, todavía más. Es una motivación, una autosuperación», ha apuntado Hidalgo.
La coordinadora ha destacado que la fundación se encuentra abierta a personas de todas las nacionalidades, quienes para beneficiarse de los cursos sólo deben ponerse en contacto, y dependiendo del deporte o actividad que elijan, aportar la cuota que supone un 20 por ciento del coste real. «Hemos hecho algunas cosas gratuitas y han sido un desastre. Por eso preferimos que la gente pague algo, aunque sea poco, de forma que le dé el valor a su práctica», ha comentado.
Hidalgo ha dicho que el resto de gastos se cubren a través de aportes de marcas
patrocinadoras, y otras fundaciones. Leandro Lázaro ha iniciado con entusiasmo sus clases de pádel, y se describe como una persona feliz. Según ha reconocido, el hecho de que su discapacidad sea de nacimiento hace que no extrañe otra manera de vivir, y entiende que el impacto debe ser mucho más difícil para quienes pierden la capacidad de caminar en un accidente.
Sin embargo, los ha exhortado a seguir adelante: «encerrado en casa no se puede vivir. Hay que salir a la calle y vivir y ya está. ¡Claro que se puede vivir!».
Con gente como vos, el país va a salir adelante!!!
Gracias por ser como sos.
Igual se nota que el entrenamiento no es muy exigente…..
Que grande el pibe!!! Ese si que es un MAESTRO!