Erika Urbáez, la chica venezolana que estudia un Máster en Marketing en Madrid por la Escuela de Formación de Formaselect, nos cuenta sus primeras vivencias en Madrid , a través del blog diariodeunestudiante.es
Siempre he querido volar, como no puedo lograr la hazaña del mítico griego Ícaro, sí he puesto en práctica artimañas más modernas que sus alas hechas de pluma, como el parapente, los aviones y otros más cercano a tierra como el teleférico.
En mi país, Venezuela, tenemos el teleférico de Mérida que recorre el pico Bolívar. Es el más alto del mundo y el segundo más largo-después del Norsjö, en Suecia- por poseer más de 12,5 kilómetros de trayecto y alcanzar una altura de cuatro mil 765 metros sobre el nivel del mar.
Cuando me dijeron que había un teleférico en Madrid, no pude menos que imaginar que recorría alguna montaña grande y que vería desde lejos la planicie de la ciudad. Pero me equivoqué. El teleférico de aquí no es el más largo, ni el más alto, sin embargo tiene la magia de la sencillez. Eso lo hace encantador.
Para ir allí tomé el metro, me bajé en la estación Argüelles– línea 4 – y predispuestos por lo que conocíamos como un teleférico, mi acompañante y yo caminamos hacia el lado empinado de la calle, buscando no sé qué montaña, que ambos suponíamos albergaba los funiculares.
Para nuestra sorpresa, el teleférico quedaba justo hacia el lado contrario, en bajada. El paseo Pintor Rosales es el punto de inicio de este recorrido que lleva al pulmón vegetal de Madrid conocido como Casa Campo. Son casi dos kilómetros de paseo, a una altura de 40 metros.
¿Qué se puede disfrutar en este lugar? El silencio, la brisa, la vista de una Madrid siempre luminosa y sus edificios más emblemáticos. Montado en sus cabinas, te puedes sentir parte del palacio real, con toda su grandeza. Se puede ver la estación ferroviaria Principe Pío, el río Manzanares desplazándose lentamente, casi detenido. El Parque del Oeste, La Rosaleda, los edificios de Plaza de España y el pirulí de Torrespaña, entre otros monumentos.
Al final del recorrido, el verde se apodera de todo, es Casa de Campo, con su lago, los chicos jugando fútbol y el sueño de todo pequeño que hace el recorrido en la cabina: un parque de atracciones que parece llamarlos a lo largo del camino a subirse en su montaña rusa de fuertes curvas.
Datos:
**El costo del paseo de ida y vuelta es de apenas 5 €
** El horario cambia de acuerdo con la estación del año y los días de la semana, así que lo mejor es consultar en http://www.teleferico.com/