En aras de una plena integración entre los inmigrantes y la población autóctona, el Centro Hispano-Búlgaro conmemoró la Fiesta Nacional de Bulgaria con una mesa redonda titulada «El 3 de marzo, una fecha emblemática para el pueblo búlgaro» celebrada la semana pasada en su sede. Antonio Moneo de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) dio algunas pinceladas históricas sobre el acontecimiento de la liberación de Bulgaria tras cinco siglos de dominio otomano, ocurrido en el 1878 con la firma del tratado de San Stefano, que dio por finalizada la guerra ruso-turca. Por su parte, Francisco Javier Juez Gálvez de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) reflexionó sobre la repercusión de los hechos históricos en las letras búlgaras. La jornada fue amenizada con la actuación del grupo vocal «Kamerata Kálamos» compuesto por seis músicos españoles dirigidos por la cantante Neda Kanorova y el pianista Dimitar Kanorov, una pareja de artistas búlgaros afincados en Madrid. Entre el variado repertorio del grupo destacó la pieza «Hubava si, moia goro» del autor Liuben Karavelov cantada en idioma búlgaro.
Más de 300 amuletos de distintos modelos conforman la exposición de martenitsi que el Centro Hispano-Búlgaro acoge hasta finales de marzo. La autora de la muestra Iliyana Savova fue la encargada del mercadillo y el taller de elaboración de los adornos celebrados el pasado fin de semana. La celebración del Día de Baba Marta o Abuela Marta es una milenaria tradición búlgara que se remonta a los albores mismos de uno de los países más antiguos de Europa. Entre las distintas leyendas sobre el origen de los martenitsi, destacan dos que encierran una especial carga simbólica. Según la primera, Khan Kubrat, el soberano de la Vieja Gran Bulgaria, en su lecho mortal, aconsejó a sus cinco hijos permanecer unidos para ser fuertes ante el enemigo. Después de su deceso, una tribu rival conquistó las tierras búlgaras, tomando como rehén a Houba, la hija del khan fallecido. Desobedeciendo al legado del padre, los hermanos se separaron y partieron en busca de nuevas tierras libres, sin saber del trágico destino de la princesa búlgara. Desesperada, ella mandó un halcón con un hilo blanco atado a la pata a su hermano Asparuj para que acudiera en su busca, siguiendo el vuelo del pájaro mensajero. El pueblo invasor mató al halcón de la salvación y el hilo blanco se tiñó de rojo. No obstante, Asparuj se percató del peligro que corría su hermana y al final consiguió rescatarla. La otra leyenda sobre el significado de los martenitsi está relacionada con el personaje de Baba Marta o Abuela Marta que es el mismo mes de marzo (mart en búlgaro) con el que se estrena la primavera. El color blanco simboliza lo femenino, la pureza, la inocencia, la alegría y la belleza, mientras que el rojo, lo masculino, la salud, la vitalidad y el amor.
Los martenitsi se regalan del 1 al 8 de marzo para atraer la buena suerte, gozar de salud y tener prosperidad. Los amuletos suelen llevarse a modo de broche en abrigos y camisas, pero pueden adoptar formas muy variadas: desde la clásica de dos muñecos llamados Pizo y Penda o dos pequeños pompones, hasta anillos, pulseras, collares y diademas. Además, suelen adornarse con elementos decorativos adicionales como abalorios y monedas. No se tiran ni se guardan sino que, al ver la primera cigüeña o golondrina se tienen que atar a las ramas de un árbol frutal en flor o colocarse debajo de una piedra.