Indice de Contenidos
Tras más de 20 años en España, quiere acabar la carrera de Derecho ahora que ya tiene su Nacionalidad Española
Howard Jackson es una persona muy conocida y muy querida en Sevilla. Siempre con una gran sonrisa, ameniza la espera en uno de los semáforos más transitados de la ciudad, concretamente el de la Plaza de Armas.
Son pocos los sevillanos que no lo conocen. De origen liberiano, sus 42 años de vida no han sido nada fáciles. Más de la mitad de su vida la ha pasado como apátrida.
Su historia y orígenes
Howard se rebeló contra un destino forzado en Liberia al ser un niño de la guerra. «Cuando tenía 17 años, el Gobierno nos sacó del colegio a mí y a mis compañeros y nos metió en un campo de adiestramiento para luchar contra los rebeldes».
En aquella época, su país se desangraba en una guerra civil que derrocó al dictador Samuel Kanyon Doe. «Junto a otros tres niños decidimos fugarnos del campamento. Sabíamos que si nos pillaban, nos matarían». Afortunadamente, consiguieron llegar a Costa de Marfil, donde fueron acogidos por la Cruz Roja. Pero en su viaje hacia España, los cuatro jóvenes se encontraron con problemas en Argelia. «Nos habían facilitado documentación para poder viajar por África occidental. Pero esos papeles no valen nada en Argelia».

Después de tres años, consiguió llegar a Melilla junto a otras 153 personas. Pero le expulsaron a Guinea-Bissau tras reclamar asilo político y entraron en la cárcel. Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional denunciaron en 1996 el trato que recibían los inmigrantes en Guinea. La mayoría solicitaron asilo político en España y fueron expulsados sin resolver su causa. Entre ellos, se encontraba Howard.
Esta situación llegó hasta el Congreso de los Diputados y el Gobierno de España se comprometió a abrir una investigación tras la muerte de un deportado a manos de la policía durante unas protestas en Guinea.
Howard Jackson consiguió huir de la prisión en la que se encontraba y emprender su vuelta a Melilla tras una fuga masiva. Esta vez, la entrada en España le llevó seis meses logrando que atendieran su solicitud de asilo. Fue en 1997 cuando llegó a Sevilla como refugiado, contando con ayuda de las administraciones durante los tres primeros meses. Comenzaría uno de los momentos más duros al no tener trabajo ni recursos y no hablar español.
Howard Jackson, una persona muy conocida y querida en Sevilla
Howard decidió comenzar a vender pañuelos en los semáforos vistiéndose con la mejor de sus sonrisas y su simpatía para buscarse un sustento.
Independientemente del tiempo con el que amanece la ciudad cada día, Howard escoge uno de sus múltiples disfraces y se dirige a vender pañuelos durante 12 horas entre los coches.
Armado con la simpatía que le caracteriza, ha sabido ganarse el cariño de los conductores que a menudo bajan su ventanilla sólo por escucharle, saludarle o comprarle un paquete de los que vende para ganarse la vida.
El sueño de Howard Jackson: acabar Derecho para convertirse en juez
Pero tras esas 12 horas, Howard no descansa. Tiene el sueño de acabar la carrera de Derecho y poder lograr su objetivo: el de ser juez. Por este motivo, dedica las horas restantes a sus estudios jurídicos en la Universidad de Educación a Distancia (UNED).
Su Jura de Nacionalidad Española
Durante su jura de nacionalidad, entonaba contento el cántico «Yo soy español, español, español…». Antes de abandonar el Registro Civil, recordaba a sus padres. Supo que habían muerto tras lograr contactar por teléfono con su antiguo poblado. Habían pasado más de diez años desde que huyó de su país. «Creo que mis padres creyeron que había muerto en mi camino a Europa. Cuando era pequeño soñaba con estudiar Ciencias Políticas. Ahora estoy más cerca de ese sueño».
Tras salir del Registro Civil de Sevilla, se disfrazó de elfo y regresó a su puesto de trabajo con una bandera de España y otra de Andalucía. Para él, ya es Navidad.
Ha recibido las felicitaciones de todo el que se encontraba a su paso. «Ya puedo decir que soy español, andaluz y sevillano. Que España es mi hogar y que la gente de Sevilla y de toda Andalucía me quiere de verdad».
Solidaridad sevillana
Howard ha sobrevivido gracias a la cadena de solidaridad de los vecinos que se cruzaban con él rendidos ante su alegría. Muchos le daban ropa, comida… Remedios y Mercedes son precisamente dos vecinas que han ejercido de testigos afirmando que Howard es la misma persona que lleva viviendo en como sevillano de adopción en España desde hace 22 años.
No olvidemos que la nacionalidad española se puede obtener por residencia si se acredita una estancia legal de diez años en casos como el de Howard.
En cambio, cuando se solicita bajo la condición de refugiado, este plazo legal se reduce a cinco.
Ahora, a Howard ya sólo le queda cumplir la promesa que le hizo a su familia: poder acabar la carrera de ciencias políticas sin perder su característica sonrisa y llegar a ser juez.
