La exposición fotográfica denominada «Fronteras invisibles» muestra al público una realidad invisible para muchos españoles sobre el trato de que son objetos los extranjeros que eligieron España para vivir y perseguir los sueños que no son posibles en sus países de origen.
Los fotógrafos Edu León, Olmo Calvo y David Fernández recogieron testimonios de personas que han sido detenidas por no tener papeles. Además han entrevistado a familiares de inmigrantes que han sido deportados. Este video se proyectó durante la exposición de Fronteras Invisibles, parte del festival Creadores Nómadas de la Secretaría Nacional del Migrante.
«Es una apuesta cultural basada en que las personas que emigran no sólo traen ilusiones, sino también un patrimonio cultural», explica Oscar Lara, portavoz de la Secretaría del Migrante del Gobierno de Ecuador.
SEGÚN PALABRAS DE GALEANO
«…recurriendo a un trabajo de imaginación histórica: la historia como habría podido ser…
Cristóbal Colón no pudo descubrir América porque no tenía visado y no tenía ni siquiera pasaporte. A Pedro Alvares Cabral le fue prohibido desembarcar en Brasil porque habría podido llevar consigo la viruela, el sarampión, la gripe y otras pestilencias desconocidas en el país; Hernán Cortés y Francisco Pizarro se quedaron con las ganas de conquistar México y Perú porque no tenían el permiso de trabajo; Pedro de Alvarado fue rechazado en Guatemala; Pedro de Valdivia no pudo entrar a Chile porque no tenía el certificado de buena conducta otorgado por la policía; los peregrinos del Mayflower fueron devueltos al mar porque en la costa de Massachussets no había vacantes abiertas a la inmigración… Pienso siempre que para comprender una situación es necesario hacer este ejercicio del punto de vista. Así, con el tema de la inmigración habría que preguntarse qué habría pasado si América latina hubiera actuado de la misma manera que hoy actúan los países desarrollados frente a la inmigración.
Hay muchos casos, no todos, pero son muchos los migrantes que hacen un viaje de retorno al país de origen del abuelo o de la abuela, como en Italia o en España, por lo que es de esperar que sean acogidos como lo fueron en América cuando el viaje se hacía en sentido contrario. Es una tragedia de nuestro tiempo esta inmensa masa migrante que vaga por el mundo buscando casa. Muchos son expulsados por las guerras, muchos por las catástrofes que se llaman «naturales», pero que de naturales no tienen nada, y muchos son expulsados por la miseria, por la pobreza.
Cuando yo era joven existía una verdad universal: la pobreza es hija de la injusticia; si existía la pobreza, era porque existía la injusticia. Hoy las cosas han cambiado mucho: el mundo no piensa de la misma manera, y para buena parte de la humanidad o, por lo menos, para buena parte de la minoría gobernante, dominante, la pobreza ya no es hija de la injusticia porque la injusticia no existe, la pobreza es el castigo a la ineficiencia. Por lo tanto, no es injusta. Este tipo de razonamiento, de mentalidad, era inimaginable en el mundo de los años sesenta y setenta.
Las cosas han cambiado mucho y la inmigración paga las consecuencias de este cambio. Este es un tema muy importante y probablemente un signo del tiempo, un gran signo del tiempo: esta tragedia de las fronteras que se abren mágicamente al paso del dinero, al paso de las mercancías, pero que se cierran al paso de los seres humanos, al paso de la gente.
La mía es una acusación contra todo sistema que prefiere los objetos, las cosas, a las personas. »
Eduardo Galeano en una entrevista realizada para «Rebelión»
(http://www.rebelion.org/noticia.php?id=23070)