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Casi un millar de empresas captan inmigrantes para trabajar a través de una institución española.
Cuando un inmigrante llega a nuestro país, no busca un trabajo con un horario flexible y un salario digno. Sólo dinero para comer y un sitio donde vivir. Muchas de estas personas poseen «licenciaturas y experiencia» en su campo, explica Bárbara Marqués, gerente de la Fundación San Ezequiel González. «Una vez que cubren sus necesidades les ayudamos a formarse. Algunos han pasado de ser camareros a tener un trabajo cualificado en derecho, psicología…», para lo que se formaron en su país. Marqués destacó el caso de unas trabajadoras que llegaron a la fundación. Empezaron como auxiliares administrativas y ahora llevan todas las gestiones de contabilidad.
Esta institución fue constituida en marzo de 2001 «pensando un poco en el hueco que existía en el mercado laboral», declara Marqués, así que «se creó una entidad que pudiera dar ayuda tanto a empresas como a inmigrantes», intermediar entre ambas partes. En un principio sólo estaba presente en Aragón, hasta que en 2007 decidieron abrir un sede en Madrid para ampliar sus servicios.
Asesoría y soluciones
Las ayudas que ofrece esta institución consisten en asesorar jurídicamente a la hora de contratar para que tengan todos los papeles en regla o en solucionar «las dificultades entre trabajadores inmigrantes y españoles, derivadas de las diferentes culturas», afirma Marqués. También ayudan al extranjero a buscar una vivienda y a realizar las gestiones necesarias para convertirse en uno más, como la apertura de una cuenta bancaria o la obtención de la tarjeta sanitaria.
La fundación acude al mercado laboral para contratar tanto a españoles como a inmigrantes, y, «si no se encuentra el perfil que se busca, se acude a la contratación en origen». Es ahí donde se exige una cualificación, «pero sobre todo, que tengan ganas de trabajar y de adaptarse a la filosofía de la empresa». Marqués asegura que los recién llegados muestran «predisposición a adaptarse a lo que la empresa pide». En sus siete años de vida, la Fundación San Ezequiel Moreno ha atendido a 6.500 personas, de las cuales, casi un 50% ha encontrado trabajo estable.
«Con estable me refiero a que han mantenido el trabajo más de seis meses», dice la responsable. A partir de ahí, la asociación deja el seguimiento exhaustivo para que el inmigrante se desvinculen de ellos. «Eso significa que ya están integrados en la sociedad». Si, pasado un tiempo, la persona vuelve a la institución, se le presta de nuevo ayuda. «Ofrecemos legalidad y garantizamos el trato igualitario». Marqués asegura haber dejado de trabajar con empresas por no garantizar ese derecho. Pero, advierte, «no han sido muchas, suelen coger bien lo que se les pide». Con ayudas como estas, los inmigrantes tienen todo lo necesario para integrarse socialmente o, al menos, se les hace un poco más fácil el camino.
hola vivo en españa soy enfermera homologada en españa megustaria encontrar un contrato de trabajo para mi cuñado que es venezolano es tecnico administrativo tiene experiencia trabajando en bancos tambien como camarero trabajo en gastroturs en peru, me gustaria que alguien me orientara de que manera puedo hacerlo les agradeceria mucho