El concierto, organizado por Jarit, fue además una jornada de acercamiento a la comunidad senegalesa en España a través del conocimiento de su música y cultura. Jarit es una asociación que trabaja para la integración social, tanto de africanos en España como españoles en África.
Comenzaron la noche los raperos OMZODGT y Aiad, que cantaron en su idioma autóctono, el wolof. A cargo de los discos se encontraba Dj Minino. Tras la espontánea aparición de Mike, un jovencísimo chico de Castellón, que demostró su valentía al subirse al escenario acompañado tan solo de su guitarra eléctrica y una ligera idea de tocarla, la sala se llenó para ver al grupo de percusión senegalés Saf Sap. Lo mejor de la noche estaba por llegar: África en estado puro.
sos ritmos endiablados resonaron con una tremenda fuerza y sentimiento ininterrumpidamente durante una hora. Cualquier valenciano podría haberlos saboreado como una buena mascletá. Tan solo cuatro djembés hicieron falta para hacer vibrar a la sala. Y no solo fue la música. Como si de un concierto flamenco se tratara, se formó un corro y allí saltaron a bailar los más doctos en la materia. Mientras yo iba persiguiendo el ritmo, siempre por detrás, ellos se dejaban la piel en cada compás, en cada movimiento. La danza es la esencia de su cultura, es el recuerdo que guardan de sus ancestros.
Papys nos mostró otro género de la música senegalesa, el mbalax, que mezcla ritmos africanos con instrumentos occidentales. El resultado es una percusión potente con una melodía fresca que invita al baile.
Para concluir se dejó el micrófono abierto y subieron diferentes artistas hip hop los senegaleses Mollah Morgue y Darou, la rapera belga Ceryl y la cantante alemana Korona, entre otros.
El buen ambiente estuvo presente durante todo el concierto y la implicación de la gente fue máxima. La música, aunque fue la protagonista, no fue lo más importante de la velada