Aprender del emprendedor inmigrante en España


restaurante chino granadaHoy os voy a contar lo que me pasó ayer.
Anoche, ya en casa, después de un día de trabajo decidí llamar a un restaurante chino para pedir algo de cena. Yo vivo en las afueras de la ciudad, en un pequeño pueblo a unos 7 km del restaurante chino más cercano. Hice mi pedido de forma habitual y a la media hora toco a la puerta de mi casa el muchacho con el pedido. Le pagué como siempre aunque comprobé una vez dentro que había un error en el ticket y que me habían cobrado unos 7 euros más de lo debido.
Dado que sólo eran 7 euros y es mi proveedor oficial de «cenas del chino» todas las semanas no creí oportuno llamarlo ni decirle nada. Era un error y ya está, no tenía importancia.
El caso es que a eso de las dos horas más o menos, casi a las 23:00 horas, sonó el timbre de casa y qué sorpresa la mia, era otro hombre del restaurante que, con su pobre español y sus dos tickets en la mano me intentaba explicar que se habían equivocado y que me traían los 7 euros. Un miércoles a las 23,00 horas, se vino los 7 km en la motillo a traerme los 7 euros.
Y en ese momento, después de estar este fin de semana en un encuentro de emprendedores en Sevilla, después de tramitar ese mismo día un permiso por cuenta propia de un cliente del despacho, después de atender a una decena de personas por teléfono que querían poner un negocio en España, etc… no pude sino hacerme la siguiente pregunta «¿habría hecho esto un empresario español?». Y me da rabia pensar que probablemente no. Que muchos nos quejamos de la falta de trabajo, de la falta de oportunidades, de que muchos inmigrantes nos quitan el trabajo, pero mira, luego un emprendedor chino pone un negocio en España, lo mantiene, genera empleo y riqueza y cuida de sus clientes siendo honesto y devolviendo la vuelta correcta aunque para ello se tenga que irse a las 11 de la noche con la motillo a la otra parte de la ciudad.
Nuestra mentalidad emprendedora (la de los españoles) debe dar un vuelco radical. Si seguimos así no podremos competir con quien lo hace bien de verdad. Nos quejamos y quejamos, exigimos y exigimos, tiempo libre, horario flexible, vacaciones, derechos, pero no innovamos, no arriesgamos, no nos formamos.
Igual tenemos mucho que aprender de esos pequeños emprendedores chinos, colombianos, marroquíes o argentinos, que sin carreras universitarias, ni MBA`s, ni financiación, llegan a España, ponen su pequeño negocio, lo trabajan, lo cuidan y salen adelante, y generan riqueza y empleo.
Ayer, ese «emprendedor chino» me dio una buena lección. Nos dio una buena lección.
Por cierto, que no se me olvide, os recomiendo la ensalada agridulce de China City en Granada.

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